martes, 1 de mayo de 2012

La Iglesia, los homosexuales y otras cosas objetivas


"La homosexualidad es, objetivamente,
una conducta desordenada"
La Iglesia es una asociación, un club. Y como tal es lícito que tenga unos estatutos y unas normas que imponer a sus afiliados. Y también es muy normal que quien quiera formar parte de este club deba acatar sus normas. Pero los miembros de este club no acaban de enterarse de que ni pueden ni deben intentar imponer sus normas y sus valores a las personas que no forman parte de él. Por tanto, es verdad lo que dice el señor Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal, la Iglesia no es quién para decir qué es o qué no es la homosexualidad, aunque tampoco lo es la medicina ni la psicología. Y decir que la homosexualidad es “objetivamente una conducta desordenada” resulta poco menos que grotesco en boca de alguien que basa su existencia y sus creencias en la Fe, quizá el concepto más contrario a la razón y a la objetividad. Y si de conductas sexuales hablamos, es de suponer que el calificativo “desordenado”  quiere decir aquí “antinatural”, pues debe ser la naturaleza el punto de referencia del “orden” establecido. Pues bien, ¿hay algo más contra la naturaleza misma del hombre que renunciar al sexo? ¿No es esto una conducta objetivamente desordenada? Sí, lo es. La prueba evidente es que la naturaleza misma se rebela, imposibilitando la represión del instinto sexual incluso entre los miembros de la Iglesia que acaban cayendo, no en pecado, sino en picado hacia el delito de pederastia. Es “objetivo”, que la naturaleza acaba siempre venciendo a su Fe.

Pero ni me sorprenden ni me dan miedo los exabruptos que pueda proferir una institución medieval en pleno siglo XXI. Temo bastante más a los políticos, los legisladores, por el crédito que puedan darle a sus declaraciones. Porque existe el peligro real de que quieran imponer a los demás las creencias y la moral del club del que ellos mismos forman parte, confundiendo fatalmente las labores encomendadas por el Pacto Social. Como decíamos en otra entrada, ni las creencias, ni la moral que guía la vida privada de cada individuo ha sido cedida al legislador, por lo que el gobierno de ninguna manera debe legislar sobre asuntos que pertenecen exclusivamente a su vida privada y a su conciencia. Es de una soberbia intolerable pensar que alguien tiene derecho a imponer a los demás su propia conciencia y moralidad, y muchos menos una asociación de hombres por grande y antigua que sea. Creo que ya puede decirse claramente. La existencia de la Iglesia es contraria a los valores de la democracia, por cuanto que ni cree ni tolera el derecho de todas las personas a vivir y ejercer su libertad como le plazca, siempre que no viole el derecho de los demás a obrar de la misma manera. Incluido, claro está, el derecho a decidir con quién se mete cada uno en la cama.

Si la democracia es el mejor sistema para ejercer los derechos humanos, debe también admitirse que éstos sólo pueden ampliarse, nunca reducirse. Porque un derecho se usa, o no; se ejerce, o no. Un derecho no obliga a nadie a hacer o pensar conforme a ese derecho, sólo permite a los demás ejercerlo con libertad y responsabilidad. Pero la Iglesia, y sus fieles y simpatizantes, en su infinita soberbia, actúan como si no hubiera más moralidad que la suya, y quieren obligar a los demás a no hacer lo que ellos no harían, suprimiendo o restringiendo por ley los derechos y libertades individuales. Más claro. Un derecho es voluntario, depende de la conciencia de cada cual usarlo o no; una ley obliga o impide a todo el mundo, con independencia de su conciencia. Y así, resulta que vivo no según mi conciencia, sino con la conciencia impuesta de otro. Yo no me casaría con un hombre, pero ¿por qué voy a impedir que otro lo haga, con qué derecho voy a legislar sobre el sexo, el amor y el afecto, decidiendo yo por él, en lugar de él, con quien me parece bien o mal que ese afecto se manifieste, premiándolo con derechos civiles, o negándoselos? Recordemos que el PP aún mantiene un recurso de inconstitucionalidad sobre el matrimonio homosexual.

Ayer fue el divorcio, hoy el matrimonio homosexual, el aborto, la muerte digna…Vivimos en una democracia secuestrada por la moral de una Iglesia que todavía consigue convertir en ley sus propios prejuicios y desvaríos. Y es lamentable que el único partido que se dice de izquierdas y progresista con posibilidades reales de gobernar todavía no nos haya liberado.

Lo dicho, no me da tanto miedo lo que diga el señor Camino, o el señor Rouco, o el obispo de Alcalá, como ver a la señora Cospedal, presienta de Castilla-La Mancha, de fervorosa costalera. 

9 comentarios:

  1. Mira tú por dónde, hombre. Hace unos días un amigo de la infancia, con el que suelo hablar por el facebook, me escribió un correo donde, entre otras cosas, me preguntaba por el “laicismo extremo” (palabras textuales) que destilan los enlaces que pongo. Y hete aquí que he pasado todo el puente dándole vueltas a la respuesta que no pude escribir la semana pasada. Lo dicho, mira tú por dónde, me va a servir tu entrada para darle forma.
    Me vas a permitir que me pueda la formación (¿o era deformación?) e introduzca previamente unos cuantos términos, latinos y griegos, y su significado etimológico, para articular lo que quiero decir: comunidad (del verbo communio, “fortificar, reforzar”), iglesia (de ἐκκλησία /ekklesía/, “asamblea”, derivado del verbo κλείω /kléio/ “cerrar, ligar, unir”) y religión (de legere “reunir, coger, capturar por el entendimiento, leer”, y sus composiciones y derivados re-legere y religio). Me resultan necesarios para argumentar lo que sigue. El cristianismo, secta perseguida y mistérica que ofrecía a sus iniciados, como muchas otras, una vida más allá de la muerte, necesitó asociar y reunir a sus adeptos para reforzarse espiritualmente. Lo que ocurre es que la iglesia actual tiene muy poco que ver con el espíritu y el mensaje de Cristo.

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    1. "No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada"
      Mateo 10:34

      El mensaje del personaje principal en la mitología cristiana es altamente inmoral y su "mensaje" es nefasto para las neuronas.

      Resumo:
      El Diós del Antiguo Testamento es, sin duda el personaje más desagradable en toda la ficción: celoso y orgulloso de ello; un mezquino, injusto, implacable maniático del control; un vengativo, limpiador étnico sediento de sangre; un misógino, homófobo, racista, infanticida, genocida, filicida, pestilente, megalómano, sadomasoquista y acosador caprichosamente malévolo.

      — Richard Dawkins (The God Delusion)

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    2. Hay una diferencia enorme entre el Dios del Antiguo Testamento y el Jesucristo del Nuevo. Conozco la obra de Dawkins y comparto la misma visión del "personaje principal", tan bien definida que no merece que yo lo vuelva a hacer. Pero alguien como yo, que leyó muy pronto, quizá demasiado, el Nuevo Testamento, no puede dejar de lado la figura del segundo personaje de la Trinidad ni la labor que muchos religiosos realizan pensando en los más débiles, y que no tienen nada que ver con el boato vergonzoso y mafioso de la Curia Vaticana. Cuando muchos años después leí el Antiguo me sorprendí de que semejante barbarie sea adorada como libro sagrado.

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  2. El cristianismo, su iglesia, supo acercarse al poder, medrar a su sombra, hasta hacerse con él. Siempre digo que monopolizan una serie de principios universales que se definieron en el entorno de la filosofía griega, de la que tomaron lo que les interesó en su propio beneficio, de la misma forma que convirtieron en el Nacimiento de Cristo la fiesta pagana del Dies Natalis Solis Invicti, “El día del nacimiento del sol invicto”. De todas formas, el construir sobre la base de las ideas precedentes no es un hecho criticable en sí mismo.
    El problema es que no se quedaron ahí. Han sabido tergiversar el mensaje primero, deformarlo, hacerlo pragmático. Han sabido aprovechar la parte menos espiritual y más materialista del significado etimológico de las palabras que le sirvieron de base en los momentos en que eran una secta perseguida. Dicho en román paladino, son, como tú muy bien dices, una poderosa maquinaria de marketing y comunicación, que ha sabido mantener el tinglado que pusieron en marcha los que les precedieron. Una vez conseguido el poder, supieron avanzar hacia la construcción material: destruir los templos paganos (¡una más, perdón! de paganus, “propio de aldeanos, rústico, propio de gente inculta”) para construir los suyos y hacerse visibles y omnipresentes, para acabar siendo omnipotentes por su cercanía al poder. De ahí a la omnisciencia queda muy poco: se sienten en posesión de la verdad absoluta y esta creencia los hace sentirse fuertes e invulnerables, por mucho que digan que en este mundo actual están perseguidos. Están muy bien organizados, llevan 2000 años haciéndolo, tienen púlpitos donde venderse y experiencia de comunicación y captación. Y además, ahora están alerta porque están viendo que se les recorta la parcela de prebendas de las que han disfrutado secularmente…

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  3. De todas formas, en la actualidad, no hay que caer en la generalización: hay que saber separar a la iglesia de base, “los curas obreros”, la teología de la liberación, etc., de esta ínclita Conferencia Episcopal que rige el solar patrio. Los cristianos que creen en el mensaje de paz, hermandad y comunidad de la primera iglesia, profundamente “común-ista”. Muchas organizaciones cristianas, argumentan muchos, realizan, sí, una labor social…, pero olvidan que no es gratuita ni altruista. Primero, porque su intención es el proselitismo, y segundo, porque reciben del estado al cual supuestamente ayudan “desinteresadamente” (ya he dicho que no me lo parece) una importante cuantía procedente no sólo de sus simpatizantes, sino de otras partidas no libradas para la iglesia católica pero que acaban en ella. Barreda por ejemplo, libró no hace mucho una ayuda de unos cuantos –bastantes- miles de euros para adecentar un jardín (nada indecente, doy fe) de uno de los locales propiedad de la iglesia, ésos por los cuales no paga el IBI.
    Me estoy ya excediendo más de lo necesario en este soporte, pero… En cuanto al contra naturam. Bueno, yo siempre digo, cuando hablo del concepto de sexualidad en el mundo antiguo -y mis alumnos se escandalizan por ello-, que la heterosexualidad como fundamento de la familia puede considerarse una construcción social, un método práctico para perpetuar la especie, pero -y aquí viene la sorpresa y el escándalo-, otra cosa es el concepto de amor y de sexualidad más allá de la descendencia. Cuando toca hablar de la homosexualidad en el mundo antiguo tengo que explicar que los mundos masculino y femenino estaban separados y que era normal y hasta comprensible, que surgieran sentimientos entre personas que tenían una comunidad de intereses, fueran el valor guerrero o las labores del telar. Les digo, enlazando con tu entrada, que el “desorden” está en la mente de quien estructura el mundo según un paradigma único, un pensamiento único, y no acepta la diversidad dentro de la unidad que es el ser humano.
    Pero al fin y al cabo, como tú dices -y decías en tiempos-, nada debe extrañarnos que un club ponga unas normas a sus ingresados. Tampoco hay que pedir que desaparezca, allá cada uno con sus intimidades. Lo grave está, como dices, en que nuestros políticos, los que deben representar a todos los ciudadanos, independientemente del club al que cada uno pertenezca, son miembros activos de ese club de defensores del pensamiento único y la verdad absoluta y legislan al dictado de sus prebostes. Se han saltado, efectivamente ese Pacto Social del que hablabas. Y convengo también contigo en que no hay que escatimar críticas para quienes, llamándose de izquierdas, pudieron poner coto a sus aspiraciones y no lo hicieron.
    Por último, hay algo que aún se me escapa. Cuando miro a Cospedal de costalera o con mantilla, y miro su gesto… Algo se me escapa… Esa mirada perversa, esa sonrisa socarrona… Ni siquiera ha tenido la prudencia de ensayar y componer un rictus pío ante el espejo, como habrá hecho miles de veces para conseguir mostrar los brazos en alto y las manos abiertas por encima del atril desde el que habla… Se me escapa… ¿Qué se me escapa? Creo que la profundidad de la perversidad y el cinismo con el que maniobra en la gestión y manipula el lenguaje. Ya. ¡Qué pasada, digo, pesada!

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    1. Ya en serio. Llevamos mucho tiempo aceptando imposiciones de vocabulario, especialmente en el mundo de la Economía y de la Religión. No voy a decirte a ti lo importantes que son las palabras. Si nos imponen sus palabras nos imponen su realidad. Y hemos caído en la trampa porque hemos acabado aceptando que tenemos que definirnos utilizando el vocabulario que nos imponen. ¿Soy anticlerical, creyente, ateo? La iglesia es egocéntrica y aún se cree el centro del Universo, y cree que debemos definirnos, definir nuestra postura ante la vida siempre con respecto a ella, según la distancia a la que nos encontramos; si con ella o contra ella. Cuando, si no fuera por las barbaridades que desparraman de vez en cuando no le prestaríamos la más mínima atención.
      Particularmente empieza a molestarme, y mucho, esa obligación de tener que colocarme una etiqueta a mi mismo con su propio vocabulario.
      ¿Soy creyente? Claro. Creo en la Vida, en la Amistad, en la Solidaridad, en la Justicia, en el Amor, en...
      ¿Soy ateo? Sólo un poco más que un católico. No hace mucho leí un artículo muy lúcido protestando contra esta imposición del vocabulario. Afirmaba que el católico es igualmente ateo, pues creyendo en su único dios, desprecia a todos los demás, pasados, presentes y futuros. En mi caso, sólo le llevo un dios de ventaja.
      Si no me gusta el fútbol, si no le presto atención ni le he abierto un hueco en mi vida, ¿por qué voy a tener que definirme como antimadridista?

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    2. Ya hemos hablado otras veces del lenguaje. Sabes que siempre lo he defendido como instrumento de descripción de la realidad, sea material o intangible. Quizá por eso me cueste tanto sintetizar. Recuerdo la frase de Wittgenstein: "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". El lenguaje en sí no es una herramienta perversa, pero sí puede serlo el uso que se haga de ella. La iglesia y este gobierno están usando con el lenguaje la misma táctica que han usado con otros aspectos humanos: ha monopolizado su uso, ha acotado sus significados, se ha adueñado de sus conceptos, ha definido el mundo con el paradigma de su verdad, a la que llaman absoluta, y a partir de ahí, ha realizado una división maniquea del mundo: o conmigo o contra mí. Y les ayuda mucho el vicio simplista de estos tiempos, poner etiquetas, como si la complejidad humana pudiera reducirse a un simple adjetivo, como si de un precio se tratara. Tienes razón, mejor sin etiquetas. Ergo, vienes a darme la razón en aquella vieja "polémica"... jejejeje!!! (Es broooma). Bueno, me alegra ver que surgen temas paralelos. Pero habrá que esperar a que acabes la argumentación. Saludos.

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  4. Tengo una visión muy personal sobre este tema.
    Creo que toda esta cruzada contra los homosexuales, no es más que una buena campaña de comunicación, para seguir en el mercado, ¿porque? y ¿para que?.
    Su gran producto “la vida después de la muerte en el paraíso” tenía más sentido hace 2000 años cuando la vida no era vida, si no pertenecías a ese pequeño grupo de privilegiados que ostentaban los recursos o en poder o ambas cosas, tu vida como parte del pueblo llano se limitaba a unos 30 o 35 años, trabajo duro, hambre y enfermedad carente de sentido, más allá de el impulso reproductivo marcado en su código genético.
    Hoy en día tenemos vida antes de la muerte, algunos hasta paraíso, somos conscientes de ello y su producto estrella ya no se vende como antes, así que para seguir en el mercado, utilizan una técnica para mantener a sus adeptos/consumidores/prescriptores unidos y la captación de nuevos; “Un enemigo”.
    Los EEUU lo tiene cada pocos años, el Barcelona tiene al Real Madrid, Coca Cola tiene la pepsi y Apple tiene a Microsoft.
    Antes tenían al demonio pero ya no vende como antes, ahora tienen a, homosexuales, condón, divorcio, estos temas solo son para los dirigentes de la Curia Romana, campañas de comunicación muy efectivas, como pueden ser las efectistas de Benetton, solo buscan una gran repercusión mediática y subsistir en un mercado cada vez más competitivo.
    !Que tiempos aquellos en los que las grandes catedrales y las obras de arte de los maestros, servían para sobrecoger el alma de los fieles y captar nuevas vocaciones¡
    Y para mi los apóstoles, sinceramente, genios de la comunicación.

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    1. Completamente de acuerdo. Es verdad que el desarrollo científico ha cambiado la forma de ver el mundo, ha cambiado la filosofía con la que nos podemos enfrentar a la vida o a la muerte. Y el miedo, ese arma tan poderosa que en economía tan buenos resultados está dando, ya no funciona en el ámbito de las creencias o del pensamiento. Funcionó durante gran parte de la historia, pero ya no. Sí han perdido el arma y el enemigo, y para seguir en el mercado de las creencias necesitan tener algo que vender. Lo malo es que lo que venden huele ya a muy viejo.

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