Empecemos
por las obviedades,
porque, a pesar de serlo no están generalmente admitidas, al contrario, todavía
hay quien las ignora o que directamente las niega. Pero esta vez no las voy a
decir yo. Esta vez le voy a ceder la palabra a las instituciones de la Unión
Europea. Como Sancho con sus refranes, iré ensartando una obviedad tras otra
respetando más su lógica interna que su cronología, entre paréntesis va la
referencia al documento original por si alguien quiere consultarlo directamente.
Empezamos: “Las migraciones internacionales son una realidad que perdurará mientras
subsistan, en particular, las diferencias de riqueza y desarrollo entre las
distintas regiones del mundo” (13189/08 ASIM 68). Por lo que es fácil
entender que “una de las causas profundas
de la migración económica es la aspiración legítima de los migrantes a cubrir
sus necesidades básicas y la huida de una situación de pobreza”
(P6_TA(2005)0235). De manera que, “si los
migrantes buscan una vida mejor, no dejarán de venir a la UE hasta que la
calidad de vida en sus países de origen mejore”. Por eso, “es importante no crear expectativas falsas o
desproporcionadas en la opinión pública. Las razones que impulsan a los
nacionales de terceros países a inmigrar ilegalmente son tan variadas y complejas
que sería poco realista creer que los flujos de inmigración ilegal pueden
detenerse completamente” (COM(2006) 402 final, ambas). Es más, “siempre existirá un cierto nivel de
migración ilegal cualesquiera que sean las vías legales que se instauren”
(COM(2004) 412 final). Así que, como reprochaba el Parlamento Europeo, no se
entiende “que hasta el momento las
medidas adoptadas por el Consejo y los Estados miembros para controlar los
flujos migratorios hayan sido medidas de control represivas, en lugar de
medidas positivas y proactivas; recuerda que las estrategias dirigidas a
reducir la pobreza, mejorar las condiciones de vida y de trabajo, crear empleo
y desarrollar la formación en los países de origen contribuyen a normalizar a
largo plazo los flujos migratorios” (P6_TA(2005)0235).
A pesar de lo obvio, Europa se ha convertido en una fortaleza.
Ha gastado miles de millones de euros en levantar barreras físicas y
tecnológicas en sus fronteras exteriores, aunque, como se ha visto, no es una
fortaleza inexpugnable. Pero se empeña
en enfrentarse a la inmigración ilegal proscribiendo al individuo sin apenas
atender a sus razones. Y a todo aquel que llega al margen de los estrechos
y escasos cauces legales de inmigración le da una carnet de “ilegal”, convirtiendo en delito su misma
existencia como persona por estar donde se supone que no debería, condenándolo
a la marginación, a la exclusión social y a la explotación laboral, y
alimentando de paso el racismo y la xenofobia, porque la opinión pública tiende
a relacionar ciertos problemas sociales con este tipo de inmigración.
Utilizando la terminología de las
propias instituciones europeas, las
causas de la inmigración ilegal pueden dividirse en factores de empuje y
factores de estímulo o incentivo. O, dicho de otra manera, aquello de lo que escapan y aquello que
esperan encontrar.
Situación de las fronteras exteriores según Frontex |
Como factores de empuje, a la situación de pobreza ya mencionada, hay
que añadir el desempleo, unos niveles salariales muy bajos permanentes y desastres
naturales, humanos y ecológicos. Así que cualquier intento de detener o paliar
de forma eficaz el fenómeno de la inmigración ilegal resultaría vano “si las medidas no se aplican al principio de
la cadena, es decir, la promoción de la paz, la estabilidad política, los
derechos humanos, los principios democráticos y el desarrollo sostenible
económico, social y medioambiental de los países de origen” (COM. 2001, 672
final). De forma más detallada lo expresaba el Comité de las Regiones en 2007:
“La actuación que se debe desarrollar
primordialmente para evitar el fenómeno migratorio de tipo descontrolado es la
cooperación al desarrollo integral mediante proyectos generadores de empleo, la
creación de un foro económico y comercial, la creación de redes de
universidades, la creación de fondos de microcréditos para inmigrantes, la
implementación de medidas que faciliten a los inmigrantes su colaboración al
desarrollo de sus propios países, la instalación de infraestructuras, sobre
todo aquellas destinadas a proporcionar agua potable (el 42 % de la población
de África no tiene acceso al agua potable), electricidad (solo el 20 % dispone
de un acceso regular a la red eléctrica), centros de salud y escuelas”. La
alusión explícita a África no es casual. No hay más que mirar un mapa para
comprobar que de aquí proviene la mayor presión migratoria hacia Europa. No hay
que olvidar que el mediterráneo separa a
las dos zonas con la mayor diferencia de renta del mundo. Aunque la
situación de África merece un monográfico, es necesario añadir algunos datos a
los ya dichos para completar un poco esos factores de empuje: La esperanza de
vida media al nacer en el África subsahariana es de 52,5 años; 135 niños de
cada 1000 mueren antes de cumplir 5 años; un 28% de estos niños sufre
desnutrición severa; más de la mitad de la población de la zona, unos 300
millones, sobrevive con 1 dólar al día; el 70% de la población mundial afectada
por VIH es africana, donde mueren cada año unos 2,3 millones de personas, y
otras 900 mil mueren al año de malaria; …en fin, dejaremos para otro momento el
recuento de los conflictos armados, el problema de los niños soldados y otros
males que aquejan al continente.
Si seguimos mirando un poco más el
mapa, comprobaremos también que la mayor
presión migratoria se ejerce sobre aquellas zonas del sur de Europa que casi
llegan a tocar el continente africano, que se han convertido, a su pesar,
en las puertas de entrada del sueño europeo. Son España (Islas Canarias, Ceuta,
Melilla, y últimamente, Alhucemas, Isla de Tierra, Chafarinas, y Vélez de la
Gomera), Italia (Malta, Lampedusa) y Grecia (las islas y el río Evros en la
frontera con Turquía). Según Frontex,
el organismo europeo encargado de la coordinación y vigilancia de las fronteras
exteriores de la Unión, las entradas irregulares por el mediterráneo están
descendiendo, pero aún suponen el 43% del total.
Rutas desde el África Subsahariana hacia Europa |
De modo que, a pesar de los costes y
de los riesgos, que son muy altos, las personas se ven “empujadas” por las
condiciones antes mencionadas a emprender un largo viaje hacia Europa. Aunque
por su propia naturaleza, la inmigración irregular es muy difícil de
cuantificar, según la Comisión Europea 1
de cada 3 inmigrantes muere antes de alcanzar su destino. Pero, supongamos
que formamos parte de esa minoría “afortunada” e imaginemos un viaje desde el África subsahariana hacia España,
desde Malí, Senegal, Ghana, Gambia, Liberia, Nigeria o Guinea, de donde son la
mayoría de las personas interceptadas en la frontera. Lo normal no es hacer el
viaje en solitario, sino en grupo y pagando el “pasaje” a una de las redes de
tráfico de inmigrantes, o de “pasantes”. Si nuestra decisión es alcanzar las
Islas Canarias, lo normal es hacer la ruta más occidental hasta llegar al
puerto de El-Aaiún en el Sahara Occidental, un viaje de más de 1500 km., y un
precio medio aproximado de 1300 euros según la ONU. Si nuestro punto de partida
es Nigeria, Níger, Burkina Faso o la zona interior de Malí, es posible que
prefiramos la ruta del interior hacia Marruecos atravesando el desierto de
Argelia para llegar hasta Ceuta o Melilla. El coste puede llegar hasta los 2000
euros, pero la ruta es más arriesgada y hay menos posibilidades de éxito porque
Marruecos se ha convertido en el gendarme externo más efectivo de Europa. Si la
entrada se intenta hacer por Melilla, y fracasa, lo normal es que Marruecos
abandone a los apresados a su suerte en el desierto de Argelia, por eso las
rutas actuales prefieren Ceuta. En Tánger, si se quiere evitar a las mafias
para pasar el estrecho en patera, es posible comprar balsas hinchables por el abusivo
precio de 600 euros, y, en último caso, podríamos intentar hacerlo a nado.
Muertes en las fronteras de Europa, según United for Intercultural Action |
En cualquiera de los casos, las
posibilidades de éxito no son muchas. A día de hoy, España ha firmado acuerdos de repatriación con 10 países de la zona,
ya sean de origen o de tránsito de la inmigración irregular: Senegal, Malí,
Ghana, Camerún, Costa de Marfil, Cabo Verde, Guinea Conakry, Guinea Bissau,
Gambia y Nigeria. Además, desde 2001
funciona el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) que ya ha sido
desplegado en toda la costa española. Está formado por torretas de vigilancia
provistas de radares, cámaras infrarrojas y térmicas, que envían las señales a
los numerosos centros de control, desde donde parten las órdenes de
interceptación a helicópteros y patrulleras. Este sistema de vigilancia
permanente se completa con operaciones estacionales coordinadas con Frontex: la operación Hera para los flujos
hacia las Canarias, Indalo, con una duración de ocho meses para la vigilancia
de la costa sureste, y la operación Minerva, de mes y medio, en el Estrecho de
Gibraltar, para que los marroquíes retornados de sus vacaciones no traigan un
pasajero de más. Gracias a todas estas medidas, ha bajado considerablemente el
número de inmigrantes llegados a las costas españolas y ha aumentado el número
de repatriaciones y de devoluciones. Según
el Ministerio del Interior, en 2007 de cada 100 inmigrantes ilegales llegados y
detectados a cualquier punto de España 92 fueron repatriados. Lo que no
facilita el Ministerio son las estadísticas de fallecidos en el intento. Para
eso hay que acudir a la Asociación Pro
Derechos Humanos de Andalucía (APDHA). Para el periodo comprendido entre 2008 y 2012 la asociación da una
cifra de 1.341 muertos y un total de 43.516 personas interceptadas en embarcaciones
(para el mismo periodo el Ministerio del Interior da una cifra de 33.585
inmigrantes interceptados). APDHA es una de las 43 asociaciones que forman Migreurop, que junto a las ONGs United for Intercultural Action y Fontress Europe se encargan de recoger
las estadísticas de fallecidos intentando cruzar las fronteras de Europa. Según
ellos, desde 1988 la cifra de muertos
llega a los 14.500.
Número de inmigrantes irregulares en Europa Proyecto Clandestino, 2009 |
Bien, ¿qué han venido a buscar todas
esas personas? Es hora de ocuparse de los factores
de estímulo, pero, si recordamos los factores de empuje, no tenemos más que
darles la vuelta, pues constituyen la otra cara de la misma moneda. La Comisión
los enumeraba en una Comunicación en 2004: “Existencia
de un sector informal y un empleo con niveles salariales más elevados,
estabilidad política, Estado de Derecho y protección efectiva de los derechos
humanos”. Y lo encontraban, puede decirse que hasta la irrupción de la crisis en 2008 encontraban empleo en la
economía sumergida, necesaria y tolerada al abrigo del boom inmobiliario en
los países mediterráneos, y encontraban comprensión, justicia y derechos. El
hecho de que los inmigrantes en situación irregular consigan instalarse y ser
absorbidos por el Sistema demuestra tanto las limitaciones como el fracaso de
los cauces legales que pretenden gestionar el fenómeno. En primer lugar, porque
la inmigración laboral que es política prioritaria en la Unión Europea no da
respuesta a las necesidades de las personas que emigran, no siempre económicas;
y en segundo lugar, porque es muy difícil adaptar la inmigración a las
necesidades del mercado laboral, cuya evolución no siempre es predecible. El Reino Unido, por ejemplo, se jacta
de permitir la entrada sólo a trabajadores de media y alta cualificación, pero
su 12% de economía sumergida permite el empleo de unos 725.000 inmigrantes irregulares,
la mayoría de Jamaica, Nigeria, Pakistán China, Turquía e India en empleos
conocidos popularmente como de 3D, es decir, Dirty, Difficult and Dangerous. En España e Italia, cuyos sistemas de cupos y contingentes sí reclaman
mano de obra de escasa cualificación, se muestran sin embargo insuficientes
para cubrir la demanda real de sus respectivos mercados laborales, por eso
somos, junto a Grecia, los tres
países con mayores niveles de economía sumergida de toda la OCDE. Diversas
fuentes lo sitúan para España por encima del 23% del PIB. De modo que, aunque
la economía sumergida engloba a más actividades que el empleo ilegal de
inmigrantes indocumentados, sí es para éstos el principal reclamo.
Formación de los inmigrantes en España. Encuesta Nacional de Inmigrantes (INE, 2008) |
El problema es que los países no
pueden dejar en la marginalidad permanentemente a un número elevado de
inmigrantes irregulares porque a medio y largo plazo perjudicaría al propio
sistema y a la sociedad de acogida en su conjunto. Se condena a estas personas
a la exclusión social pues no podrán acceder a una vivienda digna y no podrán
mejorar su formación más allá de la educación básica reconocida. Al carecer de
documentación se les empuja también a la economía informal y a trabajos que, en
la mayoría de los casos, está por debajo de su nivel real de cualificación y
formación, también en muchos casos en condiciones de verdadera semiesclavitud. En España, por ejemplo, de los 1,2 millones
de trabajos no cualificados, el 71% está ocupado por inmigrantes que han
completado la Educación Secundaria o tienen estudios superiores (Encuesta Nacional de Inmigrantes, 2008).
Por otra parte, una masa importante de empleo precario e ilegal modifica las
condiciones de competencia de todo el mercado laboral tirando de los salarios a
la baja, y señala al colectivo inmigrante como su principal responsable
provocando brotes de racismo y xenofobia.
De manera que las regularizaciones masivas se presentan
como una verdadera necesidad, en donde todos los elementos implicados salen
ganando. Pueden hacerse camuflándolas por razones humanitarias y de protección,
como hace Alemania y Bélgica; o pueden hacerse reconociendo los hechos
consumados, legalizando a los que estaban ilegalmente empleados. Según la
Comisión Europea, desde los años 70 se
han hecho más de 26 regularizaciones masivas en Europa, y sólo en 5 países se han regularizado a más
de 4.450.000 personas, teniendo en cuenta las últimas campañas realizadas
en Italia, las de 2006 y 2009 que, con siete procesos de regularización
encabeza la lista, seguido de España (6), Portugal (3), Francia y Grecia (2
cada uno). Las regularizaciones permiten a los estados gestionar mejor a la
población de su territorio, se lucha contra la economía sumergida y la
explotación laboral, y se permite al inmigrante colaborar como ciudadano en el
sostenimiento de los Servicios Públicos con el pago de impuestos directos y de
cuotas a la seguridad social. Y al sacarlos de la marginalidad, mejoran sus
propias perspectivas vitales y la de los suyos, pues al aumentar sus ingresos
pueden contribuir con las remesas al desarrollo de sus países de origen. La
OCDE aconseja, no obstante, que estos procesos se hagan atendiendo a las
necesidades reales de los distintos mercados de trabajo y del propio
inmigrante, pues no es infrecuente que las dificultades para la renovación de
los papeles de inmigrantes ya regularizados vuelva a provocar su vuelta a la
irregularidad, y también “que una vez
regularizada su situación, los inmigrantes buscan empleos mejor remunerados,
quedando vacantes nuevamente los puestos que desempeñaban durante su etapa
«irregular», puestos para los que seguirá existiendo una demanda difícil de
cubrir si no es a través de la contratación irregular”.
Centros de Internamiento de Emigrantes, según Migreurop |
Desde 2008 la política sobre
inmigración de la Unión Europea en su conjunto y de cada país en particular ha
dado un giro dramático. Han aumentado las medidas represivas en la lucha contra
la inmigración ilegal, restringiendo incluso los derechos que hasta hace poco
se consideraban básicos para el mantenimiento de la dignidad de los inmigrantes
como personas, sin que ello vaya acompañado de medidas de regularización y
normalización. En el Reino Unido se da marcha atrás en las promesas de regularización formuladas en
2009, en ese año Italia aprobó una ley antiinmigración que convertía en
delincuentes a los 650.000 inmigrantes irregulares del país, pero antes
tuvieron que regularizar a cerca de 300.000 empleadas de hogar que cuidaban de
los ancianos y enfermos italianos en sus casas, y que ya no podían prescindir
de ellos. Desde 2009, obedeciendo el mandato de la Directiva europea sobre
sanciones a los empleadores de inmigrantes irregulares, se han endurecido las
penas contra dichos empleadores y se han aumentado las cuantías de las multas y
las sanciones. Y no sólo a los empleadores, sino a los que directa o indirectamente
promuevan o faciliten la inmigración ilegal. En España, en 2010 se impusieron
5.821 sanciones con un importe total de 46 millones de euros. Hay que hacer
notar que, si bien esto podría parecer una buena política en la lucha contra la
economía sumergida, no viene acompañada de una ampliación de las vías legales
de contratación, por lo que en realidad es una medida contra la inmigración
irregular. Aún así, la Ley de Extranjería de 2011 sigue contemplando la
regularización en base al arraigo laboral si el inmigrante es capaz de
demostrar una presencia continuada en España de 2 años, y una relación laboral
cuya duración no sea inferior a 6 meses. Es una trampa Kafkiana. Si el
empleador forma parte de una red de explotación puede pasar 8 años en la
cárcel; si es una persona “normal”, le pueden caer hasta 100.000 euros de
multa. Si el inmigrante no tiene papeles no denunciará la explotación por lo
que el explotador actuará impunemente, y aunque no esté siendo explotado
difícilmente acudirá a las instituciones pues podría ser retenido y deportado. En diciembre de 2008 el Parlamento Europeo
aprobó la Directiva del Retorno, que pronto empezó a conocerse como la directiva de la vergüenza, pues
establecía como medida prioritaria en la lucha contra la inmigración irregular
la expulsión forzosa si se agotaba el plazo estipulado para la salida
“voluntaria”. El artículo 15 permite el
internamiento del inmigrante hasta 18 meses si es necesario para garantizar su
expulsión.
Podemos hacernos una idea de la
“efectividad” de estas medidas con los datos parciales que ofrece la Comisión
Europea en los tres Informes sobre
Inmigración y Asilo publicados hasta ahora: En 2010 se concedió asilo
político sólo al 21,36% de las solicitudes, cifra que bajó hasta el 19,6% en
2011. El número de inmigrantes aprehendidos en las fronteras entre 2008 y 2009
fue de 1.179.000. En ese mismo periodo fueron expulsados 861.000 personas.
Entre 2010 y 2011 fueron internados 973.500 inmigrantes.
En la Europa medieval un siervo
huido del Señorío se libraba completamente de la servidumbre si conseguía
mantenerse a salvo en la ciudad durante un año y un día. En Alemania era muy
conocido el adagio que decía: “Stadtluft
match frei, nach jahr und tag”, es decir, “el aire de la ciudad te hace libre, después de un año y un día”. La
Europa de los mercaderes ha alcanzado ya su pleno desarrollo y, hoy día, la
libertad, y el aire mismo, se venden a un precio muy alto.